Segunda Plaza en un Torneo

Ayer logré una actuación destacada en un torneo gratuito de Pacific Poker. Finalicé en segunda posición de un total de 1.198 participantes, con lo que me llevé un premio de $20, que no está mal teniendo en cuenta que la entrada era gratis, pero que está muy mal si se piensa que podría haber ganado $2.500 de haberse tratado de un torneo con una entrada de $10. Pero bueno, estos días sólo estoy practicando. Las acción de verdad llegará más adelante.

Tenía curiosidad por saber qué grado de suerte se necesita para llegar a la mesa final de uno de estos torneos multitudinarios. Pues bien, ahora ya lo sé: se necesita mucha suerte. Durante la primera hora y media de torneo no la tuve y simplemente fui sobreviviendo. Cuando ya sólo quedábamos 100 participantes pasé por un momento comprometido.

En esa mano estábamos sólo dos jugadores. Yo me encontraba en la ciega grande y tenía 7-9, y sobre el tapete estaban el 7, la J y el 2. Hice check y mi oponente añadió una enorme cantidad de fichas al centro, las suficientes como para ponerme en situación de all-in. Pensé detenidamente qué debía hacer. Tenía un 35% de posibilidades de que una de las siguientes dos cartas fuese un trébol, lo que pensaba que me daría el bote. Por otra parte, todavía podía ligar un trío de sietes o unas dobles. En total tenía 14 cartas para mejorar mi mano. Además, podía ser que mi contrincante, viendo que yo estaba en una posición de debilidad y con un flop no demasiado peligroso, se estuviera marcando un farol. Así que, calculando que con las fichas que me quedaban no iba a sobrevivir ni diez manos más, decidí ponerlo todo. Él resultó ir por delante con K-J. Se vio la cuarta carta, el A, y la quinta, una preciosa Q.

Desde luego, para llegar a la mesa final en un torneo con más de 1.000 participantes uno tiene que superar varias situaciones comprometidas. Aunque no hay duda de que el poker sin límite es un juego de estrategia, perspicacia y resolución, la suerte cuenta muchísimo. Sólo hay que pensar en las World Series of Poker. Cada año, o casi cada año, gana un jugador diferente. Es algo que no pasa en el ajedrez, ¿verdad?

Bien, como iba diciendo, fue en la parte final del torneo cuando tuve la suerte de cara. En particular ligué un par de colores al As que destrozaron a mis oponentes, y en otras dos jugadas puse en all-in a mis oponentes con A-A y K-K y ambas veces me fueron.

Sin embargo, otro jugador tuvo todavía más suerte. Cuando nos quedamos a solas en la mesa final él disponía de cinco veces más fichas que yo. Mi esperanza en tales circunstancias era hacer all-in y doblar en un par de ocasiones. En la última mano, con Q-J, realicé una pequeña subida de $50.000 desde la small blind. En el flop salió 6-8-Q y pensé, bueno, ahora es el momento. Puse los $150.000 que me quedaban sobre la mesa y mi rival los vio. El tenía 8-K. La cuarta carta fue un 7 y la quinta un 8.