Ayer no fue un buen día. Estuve jugando cinco horas y perdí como nunca. Se evaporaron los beneficios del domingo y del lunes. ¿Qué pasó? Accidentes a punta pala. Cuando yo tenía dobles, otro tenía trío. Cuando yo tenía trío, otro tenía escalera. Cuando yo tenía color al As, otro tenía full. Y la mayoría de veces mi oponente ligaba en la última carta, que es lo que más daño hace.
Por supuesto, no hay porqué desesperar, éste es exactamente el tipo de riesgo que se corre al enfrentarse a jugadores como los de 888Poker. Que las probabilidades se imponen…, te hinchas a ganar. Que estos majaderos tienen suerte…, pierdes a base de bien. Pero con un poco de paciencia te acaban recompensando. Siempre lo hacen.
En un momento determinado de la sesión iba perdiendo $180 y me encontraba metido en la peor racha que he atravesado desde que juego a poker online. Pues bien, de pronto en una mano ligo una escalera interna y gano un bote majo que me sirve para suavizar las pérdidas. Y sale un desgraciado por el chat diciendo: “increíble, eres un jugador con mucha suerte”. De haberlo tenido a mi lado, os lo aseguro, le arranco las orejas. Pero es que acto seguido sale otro jugador por el chat y dice: “jugando así, a la larga vas a perder muuucho dinero”.
Esto, la verdad, me dio que pensar. ¿Era posible que estuviera perdiendo debido a mi mal juego y no a la mala suerte? ¿Es que acaso me había convertido sin darme cuenta en un jugador típico de Pacific Poker?
Me puse a repasar la mano mentalmente…
Yo estaba en la ciega grande, con un 8 y un 5 de distinto palo (es decir, tenía lo que TJ Cloutier denomina “papel higiénico”). Como nadie subió, pude ver el flop, que trajo un A, un 7 y un 4. Mis posibilidades de ganar la mano pasaban, pues, por que en la siguiente carta saliera un 6, con el que completaría la escalera interna. Hice check. Un jugador detrás de mí subió. Otros dos jugadores fueron. Y me llegó el turno de decidir. Si quería ver la siguiente carta tenía que poner $2; en el bote había $15. Por lo tanto, el bote me estaba ofreciendo unas odds de 7,5:1, mientras que las odds de que saliera un 6 en la siguiente carta eran de 10,5:1. Dicho de otro modo, yo necesitaba que hubiera $21,40 para que me saliera a cuenta ir a la mano.
Ahora bien, eso era sin tener en cuenta las odds implícitas (hablo de ellas en mi tutorial sobre el cálculo de probabilidades). Estaba claro que en caso de que en la siguiente carta saliera un 6 iba a ganar mucho más dinero, ya que una escalera como la mía iba a pasar totalmente desapercibida, y en particular el tipo que tenía el As iba a pringar de lo lindo. Así que puse los 2 pavos.
La siguiente carta fue el 6, claro, y yo hice check. El que había apostado en el flop volvió a apostar, como esperaba, los otros dos le fueron y yo resubí. Dos me fueron y uno se retiró. Y en la última carta aposté y sólo me fue uno, el del As. Gané así un bote de $53. Las odds implícitas habían resultado tan grandes como yo había esperado.
Así que tras este repaso mental de la jugada, yo estaba convencido de que había jugado mis cartas correctamente, pero lo que no sabía era si el comentario de mi oponente había ido destinado a alienarme, o si había sido producto de su ignorancia. En cualquier caso, abrí la ventana del chat y le respondí: “perdona, he jugado fatal”. Si el tipo no sabía jugar al poker, no iba a ser yo quien le enseñara.
Terminé la jornada $90 a la baja, pero creo que puedo decir que en ningún momento dejé de jugar al máximo de mi capacidad.