3 Errores por no Hacer Caso a la Intuición

Como iba diciendo, soy un jugador de poker simplemente pasable. Después de todas estas horas de juego, todavía sigo cometiendo muchos errores; más de los que a mí me gustaría. Pero como podéis ver, al menos no cometo el error de creerme mejor de lo que soy, que es el principal defecto de muchos jugadores. Un error que suele pagarse caro, porque cuando uno se cree mejor de lo que es tiende a jugar en límites superiores a su nivel o le pierde el respeto a sus rivales, y es entonces cuando llega el batacazo. Yo por ahora tengo bastante con ganar $1.500 al mes enfrentándome a jugadores que casi siempre son peores que yo y que casi siempre se creen mejores.

Hablando de memoria, puedo mencionar algunos de los errores que he cometido durante el último mes…

Torneo de Hold’em sin límite en 888 Poker (antigua Pacific Poker). Primera mano del torneo. Estoy de repartidor con J-J. Van seis jugadores. Como es la primera mano del torneo no quiero buscarme problemas, así que sólo veo. Si ligo otra Jota en el flop, subiré, y si sale Q, K ó A me retiraré de la mano.

El flop viene J-Q-A de distintos palos. Maldita sea, pienso. Esto es peligroso. Tengo que evitar que me eliminen en esta mano. El jugador que está en la ciega grande apuesta $125. Los demás se retiran. Me toca a mí, que veo sus $125 y subo $125 más, pensando que si este jugador me resube tendré que asumir que tiene una K y un 10 y retirarme. En efecto, el de la ciega me resube… ALL-IN. Y entonces me pongo a pensar y empiezo a buscar justificaciones para darle al botón de call. Este jugador podría tener unas dobles, qué diablos, ¡podría tener una simple pareja! Y además, en el supuesto de que de verdad tenga K-10 todavía puedo hacer full. Así que voy y hago call. Resultado: quedo eliminado del torneo en la primera mano.

Es verdad que era muy duro retirarse en el flop con un trío de Jotas, pero tendría que haberme fiado de mi primer instinto y haberlo hecho. Me hubieran quedado $530 para seguir jugando, y cuántas veces he ganado un torneo partiendo de menos fichas.

En otro torneo me encuentro en la mesa final con no demasiadas fichas en mi haber cuando me llega big-slick (A-K). Como las ciegas están altas y hay jugadores con muchas más fichas que yo que hacen call a todo, decido no subir. El razonamiento es que si subo y no me sale un A o una K, quedaré muy debilitado (porque seguramente no me atreveré a intentar un farol que si no resultara me dejaría fuera del torneo). O sea que hago call y en en flop sale 3-6-A. En principio es un flop muy favorable para mí. Pero entonces el tío que está en la ciega pequeña me sorprende con una apuesta considerable. Una apuesta que me hace pensar que no quiere que le vayan a la mano. ¿Con qué cartas no me gustaría que me fueran a la mano? Con un 6 y un 3. ¡Este tío tiene dobles!

Se retiran los demás, me llega el turno a mí y hago raise. Es la misma situación que en el caso anterior. El tío me hace all-in, lo que ya no me deja dudas de que en efecto tiene dobles. Pero en vez de retirarme voy y lo veo, y, por supuesto, quedo eliminado del torneo por unas dobles.

Partida de dinero en Party Poker. Hold’em sin límite capado. Estoy de repartidor con A-Q y un jugador muy disciplinado, que no ha subido en 25 manos, hace una subida desde uno de los primeros asientos. Y yo pienso, lo mínimo que tiene éste es A-K. Pero a pesar de todo voy. Claro que tenía A-K, claro que salió un as en el flop y claro que le pagué en cada ronda.

¿Reconocéis un patrón en estos casos? En los tres ignoré mis intuiciones. En los tres tenía una mano que no era lo bastante buena y que fui incapaz de soltar. Demostré ser un jugador débil. Y no voy a engañarme a mí mismo, sé que si suelo ganar es sólo porque mis contrincantes son aún más débiles.