El Poker Será mi Perdición

En un artículo sobre el poker como profesión que publicó en la revista CardPlayer, Daniel Negreanu, jugador del año en 2004, dice que según su experiencia y la de otros jugadores profesionales a los que ha consultado, sólo uno de cada mil individuos que quiere hacer del poker su medio de vida, acaba alcanzando un alto grado de éxito. Es una proporción que desde luego no deja demasiado margen para el optimismo, pero apuesto a que es más alta que la que tienen los aspirantes a director de cine o a piloto de Fórmula 1 (profesiones en las que he fracasado previamente). Bien mirado, un 0,1% de posibilidades de triunfar como jugador de poker no está tan mal.

A lo mejor alguno piensa que me estoy fabricando escusas por si esta iniciativa mía termina en fracaso. Tal vez lo esté haciendo, pero soy consciente de que en caso de fracaso nada me salvará de la vergüenza y el escarnio público. Ya veo a los niños mofándose de mí y dándome patadas en las espinillas (eeeeh, túuu, imbéeecil…).

Es que soy un trapecista sin red. Es que, me cago en la mar, nada me va a proteger cuando me pegue el hostión. Es que no sólo voy y lo dejo todo para dedicarme a jugar al poker por internet, sino que encima me compro un dominio y lo pongo todo por escrito.