Bueno, todo arreglado y aquí no ha pasado nada. Lo primero, las desconexiones eran debidas a un problema con los permisos del cortafuegos que utilizo. Lo solucioné. Lo segundo, lo de no haber ganado lo suficiente durante el mes de enero, lo solucioné también.
Como no me estaba marchando bien jugando a Hold’em con límite, el viernes decidí pasarme al no-limit. Cuando no se tiene suerte, el fixed limit es un cabrón. Da igual lo bien que juegues: si sólo ganas un 4% de las manos, vas a palmar como un desgraciado. En cambio, en no-limit es posible ganar sólo un 4% de las manos y acabar con beneficios. Yo lo he hecho, y supongo que muchos de vosotros también. En Party Poker al menos, sólo hace falta esperar a tener una buena mano para dar el golpe.
Y bueno, ésa era la mentalidad con la que me senté a jugar el viernes pasado en las mesas de sin límite. Esperar y esperar. Mucho fold y poco call. Esperar un poco más. Hacer unos cuantos folds más. Y al final… cometer un asesinato.
Pues bien, no tuve que esperar mucho porque en seguida me empezaron a entrar jugadas, pam, pam, pam, una detrás de otra. A la media hora ya estaba ganando $300 (cinco veces la compra máxima), y acabé la sesión con un beneficio de $590. Fue genial. Por mucho que me esfuerze no puedo recordar ningún día en el que haya disfrutado tanto jugando a poker; yo creo que los Dioses del Poker no se apartaron de mi lado en toda la sesión. Muchas veces ni siquiera necesitaba una gran jugada para llevarme un buen bote. Era como si pudiera ver las cartas de mis oponentes. Hacía fold con buenas cartas cuando me tenían superado, respondía con faroles a los faroles y cuando tenía algo bueno conseguía que me pagaran. Todo me salía bien. Al final, el dominio que ejercí sobre una mesa en particular fue tan grande que gané el 46% de las manos a las que fui. ¡La de botes que llegué a robar! Mis oponentes ya no querían saber nada de mí, si yo apostaba ellos se retiraban. Yo era allí el puto Jefe.
A continuación, sólo por el placer perverso que me brinda, voy a pegar la mano con que gané más dinero de toda la sesión. Como se verá, yo sólo tenía una pareja, pero mi lectura de los otros dos jugadores era buena y pude apostar con seguridad.
Party Poker No-Limit Hold’em, $50 (9 handed)
SB ($35.6)
BB ($51.55)
UTG ($189.6)
UTG+1 ($43)
MP1 ($68.75)
MP2 ($62.95)
Álex ($143.55)
CO ($138.15)
Button ($90.05)
Preflop: Álex is MP3 with K♠, A♠. SB posts a blind of $0.5.
UTG raises to $3, 2 folds, MP2 calls $3, Álex calls $3, 4 folds.
Flop: ($10.50) 6♣, A♣, J♦ (3 players)
UTG bets $9, MP2 calls $9, Álex raises to $27, UTG calls $18, MP2 calls $18.
Turn: ($91.50) 8♠ (3 players)
UTG bets $15, MP2 calls $15, Álex raises $113.55 (All-In), UTG calls $98.55, MP2 calls $17.95 (All-In).
River: ($351.55) J♠ (3 players)
Final Pot: $351.55
Main Pot: $190.35, between UTG, MP2 and Álex. > Pot won by Álex ($190.35).
Pot 2: $161.20, between UTG and Álex. > Pot won by Álex ($161.20).
Results:
UTG has 8♣ 9♣ (two pair, jacks and eights).
MP2 has A♥ Q♠ (two pair, aces and jacks).
Álex has K♠ A♠ (two pair, aces and jacks).
Outcome: Álex wins $351.55.
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En fin, hace una semana escribía una entrada depresiva, hoy escribo una entusiasta. El mes de enero, que había empezado de forma regular, terminó por convertirse en mi mejor mes gracias a los últimos cuatro días. Y es que el poker es una montaña rusa. Se sube y se baja. Pero lo importante es que a lo largo del trayecto se suba más de lo que se baja.