All-in Brutal con A4 en Partida de Dinero

Tenía pensado hablar un día más de mi mala racha y de las malas rachas en general, pero creo que voy a pasar… ¿Para qué torturarme? He decidido que hoy voy a hablar de algo mucho más gratificante: las buenas rachas; y de una buena racha en particular: la mía. Porque, con excepción del viernes, en los últimos siete días no he parado de ganar. Parece que por fin los Dioses del Poker se han dado cuenta de la tremenda injusticia que se estaba cometiendo contra mí y han decidido meter mano.

La verdad es que no sé si esto es una buena racha o si es que simplemente las cosas han vuelto a la normalidad. Sea como sea, vuelvo a ganar. Y en consecuencia he deshecho los cambios que efectué para adaptarme a la mala racha; ahora juego más horas, juego en un nivel de apuestas más alto, voy a más manos, hago más faroles, miro menos la tele.

Ayer, en particular, fue un día excelente. Parecía que nada me podía salir mal. Ganaba incluso cuando cometía un error. De verdad. Fijaros en lo que me pasó en Party Poker, jugando a no-limit en tres mesas de compra máxima $50.

En un momento dado yo estaba ocupado con lo que pasaba en una mesa, pero de refilón pude ver que en una de las otras dos mesas me había salido AA. Al terminar la mano que me tenía ocupado, vi que en la mesa en la que tenía los dos ases un jugador había subido $6 y otros tres le habían igualado. Qué raro, me dije, creo que voy a ir all-in. Así que puse sobre el tapete todo lo que tenía, $94, convencido de que al menos uno me iba a hacer call. Y entonces, nada más hacer all-in, miro mis cartas y, oh noooooo, queeeeeé es esoooo…

Me había equivocado de mesa y mis cartas no eran AA, sino A4. La confusión se había debido a que en las dos mesas estaba sentado en el mismo asiento y en las dos tenía la ciega grande en aquel momento. Qué coincidencia tan inoportuna.

El caso es que para mi sorpresa los tres primeros jugadores hacen fold, y el cuarto, que tiene $70, se lo piensa un buen rato y al final escribe en el chat «esta vez te voy a creer» y también hace fold.

Ufffff.

Pero yo que soy un poco cabroncete decido aprovechar la ocasión para darme un poco de publicidad y muestro mis cartas: A4. Acto seguido, recibo insultos por todos lados.

Dos manos después me sale KK y subo $6. El jugador que va después de mí hace all-in con todo lo que tiene, $12, y otro jugador lo ve. Yo en este momento tengo un stack de $120 y el jugador que ha igualado es el único de la mesa que me tiene cubierto con sus $140, y me digo que no quiero perder todo mi stack con KK y sólo hago call, dispuesto a retirarme si la cosa se pone chunga. Y en el flop sale K-8-A. Apuesto $14 y el otro me hace call, y yo pienso: «No puede tener AA, ¿verdad? No, no, no, no puede tener AA. Hubiera subido pre-flop, ¿verdad? Hubiera subido. Sólo tiene un As. Sólo uno. Un solo As, un solo As, un solo As». Pero sé que tenga lo que tenga voy a jugar la mano hasta el final. ¿Qué otra cosa puede hacerse con tres Ks…?

El caso es que en la cuarta carta apuesto $32 y él sube a $64 y yo igualo y pongo los últimos $30 que me quedan y el los ve. Y se descubren las dos manos y los $247 que hay en el centro se desplazan hacia mí. ¿Sabéis lo que tenía mi adversario? AQ. La reciente jugada del A4 había hecho mella.

Lo Bonito que Tiene el Poker

¿Cuánto hace que empezó esta mala racha?, ¿quince, veinte días? Creo que una cosa así. ¿Y cuánto dinero he perdido en ese tiempo? Alrededor de los $300. Muy poco, la verdad. Lo mínimo, dadas las circunstancias. Ha habido varios días en los que me he retirado la mar de satisfecho con mis pérdidas.

El martes, sin ir más lejos. De las 500 manos que jugué en Hold’em sin límite sólo gané quince, un tres por ciento. En cambio, ¡sólo dejé escapar $20! De haber jugado con menos disciplina hubiera perdido muchísimo más, porque mis cartas eran asquerosas; asquerosas de verdad. Lo que hice fue jugar pocas manos, no intentar faroles y no ir a ligar jugadas después del flop. Es que cuando se está inmerso en una mala racha, cualquier cosa que se intenta sale mal. Por lo tanto, mejor ser prudente y no intentar mucho.

Habrá quien diga que jugar así es jugar con miedo, y yo estoy de acuerdo. Cuando todo te sale en contra, juegas con miedo. Pero calculo que si estas semanas hubiera practicado mi juego habitual hubiera perdido más de $1.500. Tranquilamente. Así que es bueno jugar con miedo cuando hay motivos para tener miedo.

Os habréis dado cuenta de que estoy hablando como si mi mala racha fuera cosa del pasado… Bueno, es imposible saberlo a ciencia cierta, pero tal vez la mala racha haya concluido ya. Los dos últimos días he ganado. De hecho, he ganado a lo grande. Entre ayer y anteayer he ganado más dinero del que había perdido durante toda la mala racha. Y así, ya vuelvo a sonreír, ya vuelvo a ser ese muchacho de carácter alegre y dicharachero que siempre fui.

Es lo bonito que tiene el poker. Durante tres semanas te hartas de perder, hasta el punto de que el mero hecho de pensar en las cartas te produce nauseas, y luego, en un par de sesiones buenas, pum, lo recuperas todo. La paciencia acaba viéndose recompensada.

Ejército de Enanos

La mala racha sigue sin dar señales de remitir. Voy probando cosas distintas: juego heads-ups, con límite, sin límite, mini-torneos… me muevo de una sala a otra… cambio de ordenador… juego con el ratón en la izquierda… juego con el monitor apagado… Nada da resultado. Pero bueno, como decía Nick “The Greek” Dandolos, “lo siguiente mejor a jugar y ganar, es jugar y perder”. No, no, la verdad es que yo no pienso así. Para mí lo siguiente mejor a jugar y ganar es mirar una buena película. Últimamente me ha encantado Mulholland Drive.

Hasta la semana pasada no había jugado ningún día a Hold’em con límite en Party Poker. Estos días he merodeado un poco por las mesas de $2/$4 y, aunque no he ganado un céntimo, creo que la cosa promete. Hay que tener paciencia en esas mesas, eso por supuesto. Jugar a low-limit Hold’em es como enfrentarse a un ejército de enanos: ninguno es más fuerte que tú, pero entre todos te pueden cascar. Cuando juego en límites bajos mi mirada está puesta en el medio plazo, de esa forma no me agobio tanto si en una sesión me destrozan a base de bad beats.

Volviendo al tema de la mala racha, me da ahora por pensar que si esto me hubiera sucedido cuando empezaba, probablemente habría abandonado el poker para siempre. No creo que hubiera sido capaz de sobrellevar una cosa así. A muchos jugadores les habrá pasado. Empezaron mal y se dijeron, esto del poker no es para mí. Una lástima porque si un pobre matao como yo puede ganar dinero jugando a poker online, cualquiera puede. De hecho, estoy pensando en cambiarle el nombre a este diario y ponerle “Diario online de un pobre matao que se gana la vida jugando a Internet Poker”. Bueno, ahora en serio, considero que cuando uno pierde tiene que ser lo bastante lúcido como para identificar las razones por las que pierde. Si pierde porque juega mal, debe aprender o abandonar. Si pierde porque otros juegan mal, debe perseverar. El problema es que cuando se está empezando no se tiene la experiencia necesaria para juzgar la situación. Por eso si estáis empezando os recomiendo que habléis con otros jugadores que tengan más experiencia.

Los Dioses del Poker me Someten a una Dura Prueba

Llevo varios días atrapado en una mala racha. La peor racha desde que empecé en esto del poker online. Y aunque sé perfectamente que tarde o temprano a todos los jugadores de poker nos toca pasar por esto, no por ello me resulta menos frustrante.

La verdad es que la cifra que estoy perdiendo no alcanza ni los $200, con lo que no debería quejarme demasiado. Ahora bien, si sólo estoy perdiendo eso no es porque la racha sea poco intensa, sino porque he tomado medidas para contrarrestar la mala suerte. ¿Qué hago? Juego más tight, bajo el nivel de las apuestas, miro más la tele. En los últimos meses he acumulado un montón de películas en DVD que ahora estoy aprovechando para ver. Las próximas serán Mulholland Drive y Gangs of New York.

Podría contar un sinfín de bad beats que he padecido estos días, pero me abstendré. Los bad beats son como los sueños: a cada uno le interesan los suyos, pero a nadie le importan los de los demás. Contaré sin embargo una jugada representativa de este período de prueba a que los Dioses del Poker me están sometiendo.

Hold’em con límite en Party Poker. Estoy en la ciega grande con 9-10. Cinco jugadores entran al bote. El flop viene 6-7-8. ¡Menudo flop! No sólo tengo el nuts al haber ligado la escalera más alta, además tengo un 8,4% de conseguir escalera de color en el river y otro 26,6% de ligar color. De modo que apuesto y los cinco jugadores van. En el turn sale el 9. Ese naipe ya no me gusta tanto. Aunque es improbable, alguien con 10-J podría ganarme. Pero yo vuelvo a apostar y de nuevo los cinco jugadores hacen call. Y bueno, ¿cuál es la maldita carta que aparece en el river? El 10. Mis cartas son ahora inútiles.

Hago check. Un jugador apuesta desde posición intermedia y todos vamos retirándonos, conscientes de que entre tantos jugadores uno u otro tendrá la Jota. El último jugador en hablar, sin embargo, ve la apuesta. Y entonces se muestran las cartas: el primero tenía A-4 y el último Q-8. Ambos se reparten el bote. ¿Qué os parece, no es recochineo?

Análisis de Dos Manos Bien Jugadas (o eso creo yo)

Hola, os quería contar dos jugadas que se produjeron en el torneo del que os hablé en mi última entrada. No son unas manos espectaculares, pero en ambas salí bien parado, así que voy a aprovechar para comentarlas…

En la primera, con las ciegas a 100/200, subo a $600 desde late position con 88, y la ciega grande me va. En el flop sale A-9-A, así que, como suele ocurrir con parejas media y bajas, mis dos 8s pierden parte de su encanto. El de la ciega grande apuesta $400, y yo ahora tengo que decidir qué está pasando. Hay pocos jugadores que con un As apostarían en esa situación, me digo. Al fin y al cabo, yo he subido pre-flop y es de esperar que volveré a aposta si pasa, con lo que si tuviera el As lo lógico sería que mi oponente hiciera check para atraparme. Claro que él podría tener esto en cuenta y haber hecho la apuesta para inducirme a intentar un farol. Sin embargo, cuando no conozco a un jugador, como es el caso, suelo decantarme por la opción más directa y sencilla. Así que decido que el tipo no tiene el As y está intentando que me tire de la mano.

Hago call. La cuarta carta es una Jota y mi oponente apuesta $600 más. Ahora hay $2.700 en el bote. Opto por no esperar más y le hago una subida de $1.900. Él pide tiempo para pensar. Ahora debe de estar razonando si mis acciones son consistentes con el hecho de tener un As. He subido antes del flop, le he hecho call en el flop y en la cuarta carta le he subido. Sabe que para farolearme en esta situación deberá comprometer todo lo que le queda, $3.000, y si se equivoca estará fuera del torneo. Decide no correr el riesgo y se retira de la mano. Buff…

En la otra jugada, con las ciegas a 100/200 y un ante de 25, todo el mundo se retira hasta mí, que estoy a una posición del dealer con K-J, y como que no he robado las ciegas en un buen rato, voy a por ello con una apuesta de $600. El de la ciega pequeña, un jugador loose-aggressive, hace call. El flop viene: 6-6-7. Pasa y paso. Posiblemente tendría que haber apostado, ya que es previsible que a la próxima me intente robar el bote. El turn es el 3. Y mi oponente apuesta: $400. Es el tipo de mini-bet que muchos de estos jugadores hacen cuando quieren que te retires. Pero yo creo que mi K como carta alta sigue siendo la mejor mano, así que voy. Y sale el river: K. Eso me da pareja pero también pone el cuarto trébol sobre la mesa.

6 6 7 3 K

Mi oponente apuesta $1.000, con lo que ahora en el bote hay $3.400. Lógicamente, o este jugador tiene una mano legítima, o se está marcando un farol. ¿Pero con qué mano podría estar apostando? Yo diría que sólo tiene sentido que haga esa apuesta con el A o la Q. Con un trébol más bajo sería absurdo que apostara, ya que yo sólo le haría call si lo tuviera superado. Desde luego, podría ser que él hubiera llegado a este razonamiento y se dijera, voy a apostar con mi 2, porque ahora este tío habrá ligado pareja de Ks y no se va a creer que yo haga esta apuesta con un 2. Sí, podría ser, pero, como he dicho antes, me decanto por la opción más sencilla si no tengo motivos para lo contrario.

Así que tengo que poner $1.000 para poder ganar $3.400. Creo que el bote es lo bastante grande como para arriesgarme a que tenga el A o la Q, las dos únicas cartas con las que, según yo, puede estar apostando. La relación riesgo/recompensa es buena, así que hago call. Sus cartas: Q-10. Mis deducciones han sido correctas.

Inmediatamente, este jugador me dice: “Excelente call”. “Fue fácil”, le vacilo. “¿Qué? ¿Ya te diste cuenta de que había cuatro cartas del mismo palo?”. “Sí, claro que me di cuenta”. El tipo no podía entender cómo le había hecho call. Vosotros ya lo sabéis.

Un Torneo con los Buenos

He pasado los últimos días jugando multimesa en Party Poker y, excepto por un par de tropiezos, la cosa ha marchado muy bien. Algunos foristas están empezando también a jugar multimesa, algo que yo recomiendo a todos los que no les disguste mear en un urinal. A parte de eso, también sería sensato que antes de pasaros a jugar en varias mesas a la vez, os demostréis a vosotros mismos que ganáis jugando en una sola mesa. Y otra cosa, que tengáis claro qué manos vais a jugar y desde qué posiciones. Bueno, en realidad necesitáis tenerlo todo muy claro antes de pasaros a jugar en varias mesas a la vez…

Hoy quería hablar de un torneo que disputé el otro día en Poker Stars. En realidad, de dos torneos. Fui a ver en qué torneos podía inscribirme con los FPP que he acumulado y vi que por 60 FPP podía jugar en un satélite cuyos dos finalistas obtenían plazas para participar en un segundo torneo cuyos dos finalistas obtenían un pack de $16.000 que incluye plazas para jugar en el evento final del European Poker Tour, que se celebrará en Monte Carlo en marzo de 2005.

En el satélite participaron 87 jugadores y yo quedé primero, con lo que me clasifiqué para jugar en el torneo siguiente, en el que debía enfrentarme a otros 143 jugadores. Lo que me encantaba de participar en este torneo era que por primera vez iba a jugar con un grupo de jugadores de nivel, los ganadores de sus respectivos satélites. Por supuesto, ni me planteaba ganar el torneo. Yo ya estaba satisfecho con estar allí, jugando con los muchachos.

La verdad es que los muchachos no me defraudaron ni una pizca. El juego que se desarrolló fue de lo más parecido al World Poker Tour. Se veían pocos flops y la mayoría de veces era raise o fold, con muy pocos calls. Era: fold, fold, fold, fold, bet, fold, fold, fold. Y luego: fold, fold, fold, bet, fold, fold, raise, fold, fold, fold. Y la mayoría de manos en las que se iba al flop se disputaban entre dos jugadores, sobre todo a partir del cuarto nivel.

Tengo que decir que me desenvolví bien entre estos jugadores. Considero que hice un muy buen torneo. Cometí fallos, porque yo siempre cometo fallos, pero no fueron graves. En general mi juego fue sólido. Las ciegas subían cada 30 minutos y eso me permitió desarrollar el juego tight-aggressive que a mí me gusta. Además, durante todo el torneo dispuse de una cantidad de fichas por encima de la media, lo que me permitió jugar sin prisas. Hasta que llegó la mano fatídica…

Sólo quedamos 11 jugadores. Llevamos 5 horas jugando. Es la mano número 377. En mi mesa sólo somos 5 y a mí me reparten AA. Ya os podéis imaginar cómo termina la mano. Hago bet y el tío que está a mi izquierda va all-in. Vemos las cartas y él tiene 77. En el flop no sale el 7 y yo pienso, ya estoy más cerca de Mónaco. Y entonces, ¡bam!, un 7 en el turn.

Tras perder esa mano todavía me quedaban unos $6.000, pero yo sabía que ya estaba todo perdido. Zowie, sentada a mi lado, no pudo hacer nada por animarme. Al cabo de un poco entramos en la mesa final, pero ya sólo me quedaban $3.000 y duré un par de manos.

En la próxima entrada relataré un par de jugadas de este torneo en las que estuve especialmente acertado.

Mi Sitio de Trabajo Está con los Salvajes

Este fin de semana dejé las tumultuosas mesas de Party Poker y me trasladé a las de Poker Stars. Por una parte, quería ver cómo se me daba ahí después de varias semanas de no jugar en sus partidas de no-limit Hold’em, pero principalmente hice el cambio para ver si aumentaba mi cuenta de Frequent Player Points y me acercaba a los 2.000 que se necesitan para poder organizar torneos. En el foro hemos comentado que sería interesante celebrar un campeonato entre los foristas, pero me temo que si llega a hacerse tendrá que ser otro el que convoque los torneos. Sí, mi cuenta de FPP ha aumentado en unos 80, pero el problema para mí es que cada minuto que paso fuera de Party Poker estoy perdiendo dinero.

Recuerdo que al principio de jugar en Party Poker me costaba mucho ganar, y en cambio en Poker Stars tardé pocos días en doblar mi bankroll, pero supongo que ambas cosas fueron debidas a la suerte. Sólo hace falta observar el juego en ambos sites durante unos minutos para darse cuenta de dónde está la oportunidad de negocio. En Party Poker se juega loose y salvaje. En Poker Stars parece que los jugadores estén pegados a sus fichas; cuesta una barbaridad que se desprendan de ellas. A veces resulta irritante. Me salen un par de ases y, ¿qué me llevo?, la mierda de las ciegas. Mientras que cuando me salen ases en Party Poker siempre tengo la expectativa de doblar mi stack.

Claro, por otra parte, es mucho más fácil farolear a un jugador en Poker Stars. Pero con faroles sólo se ganan botes pequeños. En Party cuesta más pasar faroles porque está lleno de policías (gente que quiere asegurarse de que no robas el bote), pero cuando tienes una buena mano te la pagan, ya lo creo que te la pagan.

En fin, me gusta Poker Stars y estoy seguro de que voy a seguir jugando ahí, pero mi sitio de trabajo está en Party Poker. Y no creáis que me olvido de 888 Poker, también me van a seguir viendo el pelo por ahí (al menos en los Sit n’ Go’s).

Tres Mesas Mejor que Una

Jugar en tres mesas de Hold’em sin límite de forma simultánea está dando sus buenos frutos. De hecho, el ritmo al que estoy ganando es tan alto que creo que no va a ser sostenible. Estoy ganando un promedio de 15 apuestas grandes (el doble que la ciega grande) por cada 100 manos que juego. Traducido en horas, el beneficio es de 25,5 apuestas grandes (a 170 manos por hora). Demasiado bueno para durar.

El buy-in al que juego, eso sí, es el más bajo de Party Poker ($25). Me he impuesto la disciplina de practicar en ese buy-in hasta que tenga dominado el tema de apostar en tres mesas a la vez. Al principio estar pendiente de tres mesas resulta caótico, sobre todo cuando coinciden tres jugadas clave al mismo tiempo, pero poco a poco estoy aprendiendo a repartir mi atención entre varios puntos de interés.

Pasarme a jugar en tres mesas ha sido un gran acierto. Por una razón: es más entretenido, y eso me permite jugar con más disciplina. Antes cuando me salía K-10 iba a ver el flop, ahora paso. Cuando se está en una sola mesa se juegan manos frágiles por culpa del aburrimiento; manos en las que se puede ganar un bote pequeño o perder uno grande. Poker Tracker me dice que no vale la pena jugar K-10, así que yo he dejado de jugarlo. Desde que juego en tres mesas, pongo dinero para ver el flop en un 17,67% de las manos, frente al 22% que alcanzaba jugando en una sola mesa. De ahí proviene gran parte del beneficio que estoy obteniendo.

De Vuelta a las Mesas

La semana pasada jugué muy pocas horas. No sé qué me pasaba, pero no tenía ganas de sentarme en las mesas. Debió de ser el viaje a Barcelona. Después de cuatro meses y pico de jugar a poker online todos los benditos días, el viaje rompió la rutina y me ha costado reintegrarme. De hecho, jugué sólo las horas indispensables para obtener la bonificación de Party Poker.

La modalidad que escogí para hacerlo fue Hold’em sin límite, y para ir más rápido jugué en mesas de máximo seis jugadores. Al jugar con pocos el riesgo es más alto, ya que se debe ir a más manos y por lo tanto se juegan manos de calidad inferior, con lo que tras el flop uno anda un tanto perdido y no tiene la confianza para apostar con fuerza. Pero el resultado fue bueno. Cobré los $100 de bonificación en 12 horas y gané otros $200 por mi cuenta.

Esta semana la voy a dedicar a jugar en tres mesas de diez al mismo tiempo. Hay gente que dice que no se puede jugar a sin límite en varias mesas porque en esta modalidad el estudio del adversario es fundamental. Pero yo creo que en los buy-ins tan bajos en que me estoy moviendo se puede practicar un poker elemental y aún así sacar un buen provecho. Veremos.

3 Errores por no Hacer Caso a la Intuición

Como iba diciendo, soy un jugador de poker simplemente pasable. Después de todas estas horas de juego, todavía sigo cometiendo muchos errores; más de los que a mí me gustaría. Pero como podéis ver, al menos no cometo el error de creerme mejor de lo que soy, que es el principal defecto de muchos jugadores. Un error que suele pagarse caro, porque cuando uno se cree mejor de lo que es tiende a jugar en límites superiores a su nivel o le pierde el respeto a sus rivales, y es entonces cuando llega el batacazo. Yo por ahora tengo bastante con ganar $1.500 al mes enfrentándome a jugadores que casi siempre son peores que yo y que casi siempre se creen mejores.

Hablando de memoria, puedo mencionar algunos de los errores que he cometido durante el último mes…

Torneo de Hold’em sin límite en 888 Poker (antigua Pacific Poker). Primera mano del torneo. Estoy de repartidor con J-J. Van seis jugadores. Como es la primera mano del torneo no quiero buscarme problemas, así que sólo veo. Si ligo otra Jota en el flop, subiré, y si sale Q, K ó A me retiraré de la mano.

El flop viene J-Q-A de distintos palos. Maldita sea, pienso. Esto es peligroso. Tengo que evitar que me eliminen en esta mano. El jugador que está en la ciega grande apuesta $125. Los demás se retiran. Me toca a mí, que veo sus $125 y subo $125 más, pensando que si este jugador me resube tendré que asumir que tiene una K y un 10 y retirarme. En efecto, el de la ciega me resube… ALL-IN. Y entonces me pongo a pensar y empiezo a buscar justificaciones para darle al botón de call. Este jugador podría tener unas dobles, qué diablos, ¡podría tener una simple pareja! Y además, en el supuesto de que de verdad tenga K-10 todavía puedo hacer full. Así que voy y hago call. Resultado: quedo eliminado del torneo en la primera mano.

Es verdad que era muy duro retirarse en el flop con un trío de Jotas, pero tendría que haberme fiado de mi primer instinto y haberlo hecho. Me hubieran quedado $530 para seguir jugando, y cuántas veces he ganado un torneo partiendo de menos fichas.

En otro torneo me encuentro en la mesa final con no demasiadas fichas en mi haber cuando me llega big-slick (A-K). Como las ciegas están altas y hay jugadores con muchas más fichas que yo que hacen call a todo, decido no subir. El razonamiento es que si subo y no me sale un A o una K, quedaré muy debilitado (porque seguramente no me atreveré a intentar un farol que si no resultara me dejaría fuera del torneo). O sea que hago call y en en flop sale 3-6-A. En principio es un flop muy favorable para mí. Pero entonces el tío que está en la ciega pequeña me sorprende con una apuesta considerable. Una apuesta que me hace pensar que no quiere que le vayan a la mano. ¿Con qué cartas no me gustaría que me fueran a la mano? Con un 6 y un 3. ¡Este tío tiene dobles!

Se retiran los demás, me llega el turno a mí y hago raise. Es la misma situación que en el caso anterior. El tío me hace all-in, lo que ya no me deja dudas de que en efecto tiene dobles. Pero en vez de retirarme voy y lo veo, y, por supuesto, quedo eliminado del torneo por unas dobles.

Partida de dinero en Party Poker. Hold’em sin límite capado. Estoy de repartidor con A-Q y un jugador muy disciplinado, que no ha subido en 25 manos, hace una subida desde uno de los primeros asientos. Y yo pienso, lo mínimo que tiene éste es A-K. Pero a pesar de todo voy. Claro que tenía A-K, claro que salió un as en el flop y claro que le pagué en cada ronda.

¿Reconocéis un patrón en estos casos? En los tres ignoré mis intuiciones. En los tres tenía una mano que no era lo bastante buena y que fui incapaz de soltar. Demostré ser un jugador débil. Y no voy a engañarme a mí mismo, sé que si suelo ganar es sólo porque mis contrincantes son aún más débiles.