El Dinero Cambia de Manos

En efecto, ayer, al salir de aquí, me fui navegando hacia las cálidas aguas del Pacific Poker. Es ahí donde me habían dicho que se pueden pescar los pececillos más sabrosos.

Así que llegué, me descargué el programa, abrí una cuenta y me puse a jugar en la versión de dinero ficticio para familiarizarme un poco con el proceso técnico antes de poner mis ahorros en riesgo. El funcionamiento es muy sencillo y no reserva sorpresas. Yo ya había jugado hace tiempo en otra sala de poker online y todo se parece mucho. Hay unos botones con las opciones que se te presentan en cada momento y sólo tienes que pulsar el que te interese.

Mis oponentes jugaban de forma desastrosa y en cosa de una hora gané una pasta gansa. Pero, claro, estamos hablando de mesas de demostración, nadie se toma el poker en serio cuando no hay dinero de por medio. Los muy desgraciados iban en todas las manos hasta el final, sin importarles lo que tuvieran. Así que desde el punto de vista estratégico, la experiencia no servía de nada.

Decidí, pues, pasarme a las mesas de dinero real sin más demora. Ingresé 400$ en mi cuenta (ellos me dieron de regalo 100$ en bonos canjeables) y en cuestión de segundos estaba arriesgando cantidades multimillonarias en las mesas de 0.10$/0.20$. ¿Cómo terminé la noche? 5$ a la baja. Un fortunón, jugando por cantidades tan bajas. Nada menos que 25 apuestas grandes.

Los jugadores, eso sí, jugaban tan mal como los de las mesas de demostración. Nuevamente, eran incapaces de tomarse la partida en serio. Así que desde el punto de vista estratégico, la experiencia no me sirvió de nada. Mi próximo paso será abordar las mesas de 0.50$/1$. A ver qué tal se me da ahí.